Un
cuerpo retorciéndose
sobre
una desvencijada silla de madera,
-máquina
de convulsiones
Con
movimientos vagotónicos-,
Orines
calientes de miedo
Chorreando
por las piernas
Y
acumulándose en los zapatos
(la
puta ley de la gravedad)
Manos
atadas a la espalda
Entrelazadas
en la madera de la silla,
Miembro
inerte y lacerado
Entre
los muslos…
…ausente
hasta su regreso,
(esa
es la orden)
Ella
volverá con su ración de caos,
Con su
cacho de zona oscura
Que él
necesita como el aire para vivir,
Para
sentir emociones auténticas.
Pasan
los minutos, las horas
Que se
retuercen angustiadas
En las
mazmorras húmedas de su cerebro.
Ella
vendrá.
Aparecerá
con su tanga de cuero,
Con su
arnés de látex,
Con su
careta de payaso malvado y violento,
Con
sus botas de motorista,
Con
sus tetas de silicona y sus pezones como cuchillas,
Con
sus ojos verdes artificiales bajo lentillas caras.
Ella
vendrá.
Aparecerá
porque él ha sido el creador de su propia pesadilla,
Sueño
retorcido enmascarado de creatividad enajenada,
Suicidio
ritual de la razón,
De la
frágil apariencia de normalidad propia de los seres humanos,
Ajenos
al verdadero orígen de la especie,
(en
el principio de los tiempos sólo éramos bestias)
Renegando
contra natura del demonio de los instintos…
…y
dejándonos domesticar por los poderes fácticos
Por un
espacio donde vivir,
Por un
supuesto amor por el que morir…
Ella
vendrá
Después
de meterse su ración diaria de cocaína,
De
anular su conciencia con la perfección de las actrices consagradas
Que
repiten la misma obra cientos, miles, millones de veces
Para
los mismos espectadores onanistas que las ovacionan
Hasta
dejarse laas palmas de las manos en carne viva,
Aplaudiendo
sus propios fracasos emocionales
Y su
turbio bagaje pasional.
Aparecerá
con su pasado entregado a un malvado dios de la Duda
Que la
incitó a vestirse con ropas de hombre,
(los
calzoncillos de su hermano mayor)
Y a
temer en silencio a un padre grande como la noche,
Amenaza
velada para una niña con mente masculina,
Pecadora
inmunda, niña desagradecida…
Ella
vendrá
Y,
temblorosa, entrará en escena,
Guiada
por una turbulenta megafonía interna
Que la
impulsa a realizar las acciones más deleznables…
…y
yo soy el que mezcla ese malsano brebaje onírico
Y se
lo da a beber en cuencos de tejido neuronal podrido
En
pequeños sorbos, para que no se atragante
Con
los líquidos densos que brotan de los miedos más profundos,
De las
grietas abisales que rezuman bilis negra
En el
hemisferio derecho de mi cerebro.
Ella
vendrá,
Se
pone en cuclillas, estirando nuevamente una pierna,
-como
animal de presa acechando a su próxima víctima-,
Y se
aparta las bragas para orinar sobre el suelo,
Chorro
certero, caliente, inmundo,
Que
anhelo penetre por todos y cada uno de los poros de mi cuerpo,
Enfermo
de amor y adicto a los actos más abyectos,
Cárcel
sucia de tormentos,
Costillas
hechas con jirones de infiernos
Infestados
de pústulas que supuran traumas infantiles.
Ella
vendrá,
Llegará
con su coño dentado como vertiginosa zozobra,
Mientras
el alma es amordazada y violada sobre un somier barato.
Ella
vendrá
Y el
tiempo parecerá hacer un paréntesis,
Un
estancamiento,
Un
pequeño pacto con el diablo
por el
puro placer de prolongar el sufrimiento.
Ella
vendrá.
Y la
tormenta se abrirá paso a través del agujero de mi culo;
Su
enorme falo de látex comulgando con mi mierda
En un
demencial acto carente de pasión…
…sólo
es látex resbalando en las profundidades de mi carne.
¡Cuán
siniestras pueden resultar las interconexiones neuronales!
¡Cuán
necesario puede volverse el dolor!
Ella
vendrá.
Su
alma hipotecada por mi miseria,
Y
arrinconada por la voz fría y monocorde de mi compañero de celda:
¡oye,
sí, tú, ella vendrá, te lo digo en serio, tío, ella vendrá!
Y aquí
estoy yo, sólo y desnudo ante vosotros,
-ojos
y mentes inquisitivas y racionales-,
Contándoos
en voz baja para que nadie me escuche
Que
ella, al final, vino una noche…
…que
ella, la locura, penetró en mi celda
Y me
comió la polla con el sigilo de los amantes furtivos,
Con la
parsimonia de la buena muerte
Masticando
un corazón viejo, herido…
…luego,
poniéndose a cuatro patas me gritó:
¡si
tienes cojones fóllame el alma…corazón…
FÓLLAME
EL ALMA!
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