¿Sigue siendo -o ha sido alguna vez- revolucionario escribir sobre sexo?
Lo fue en algunos periodos, como durante el franquismo. Actualmente, novelas como “50 sombras de Grey” subrayan la integración del sexo dentro de las tendencias mayoritarias. Se ha generalizado la búsqueda del placer, porque vivimos en una sociedad más libre, más consciente, más feliz.
Aunque la literatura erótica no es ninguna novedad, en los últimos años hemos visto un auge en la publicación de este tipo de literatura. ¿A qué cree que es debido?
Sobre todo gracias a Internet. Internet estimula el acceso a la intimidad a través de intercambios colectivos como por ejemplo de las redes sociales; del anonimato; de la destrucción de las censuras comerciales en blogs o foros.
¿Se siente a gusto en la ciudad donde vive?
¡Mucho! Aquí, en los Andes, estamos en pleno Renacimiento. Ningún movimiento ha sido tan erótico como el Renacimiento; acuérdese de Pietro Aretino o de Miguel Ángel: los cuerpos desnudos se deslizaron incluso hasta la Capilla Sixtina.
¿Mecanografiado o a mano?
Mecanografiado y a mano. No son incompatibles.
¿Por qué accedió a participar en esta antología?
Porque me pareció una maravillosa iniciativa de Adriana Bañares, poeta, amiga y agitadora cultural.
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