¡Ja!
Qué risa que me da. Me
dijo que tenía la lengua muy larga y que quería
escarbar en mis profundidades con ella. Cada noche quería
follarme por escrito, pero yo no le dejaba porque me encantaba jugar
a ser una princesa destronada. También me dijo que la tenía
grande, muy grande, pero eso a mí me traía sin cuidado.
Mucho blablabla, pero poca acción; demasiados desastres en mi
vida ya. Los charlatanes transcurrían por mi vida como las
lágrimas vertidas por culpa de ellos. Altos, bajos, feos,
guapos, despistados, bipolares, locos de atar... Pocos eran los que
dejaban una huella indeleble en mí. Pocos eran los que me
hacían palpitar el corazón.
¡Ja!
Qué risa que me da. Yo llevaba la falda muy corta y una
camiseta de tirantes. Me pasé un verano entero con esa falda
minúscula que a ratos se resbalaba ella solita junto con mis
bragas. Necesitaba amor. Mucho amor, y ¿qué queréis
que os diga? Sexo también. Aprendí a beber cerveza y a
caminar con paso firme y seguro, como una diosa poderosa dadora de
vida. Pasé de rubia tonta a pelirroja divertida y cuando me
cansé de tanto deambular vestida de fuego me calmé un
poco y me convertí en una morena inteligente.
¡Ja!
Qué risa que me da. Morena inteligente… El follador que
me follaba por escrito cada día se superaba a sí mismo.
Me encantaba su lengua larga, larga, que intentaba lamerme a través
de las palabras. Y su sexo que apuntaba al cielo cada vez que yo
abría la boca para recibirlo. Poco a poco construíamos
una historia sexual que no se correspondía con la realidad.
Aunque éramos tiernos como magdalenas recién hechas ya
no hubo remedio para nosotros, por mucha masturbación conjunta
y orgasmos al unísono.
¡Ja!
Qué risa que me da. Se nos acabaron las palabras, ya no
sabíamos cuál utilizar para seguir follándonos
por escrito. Una pena según tú, y dejamos de gustarnos.
Me propusiste quedar, pero yo prefería seguir leyendo
literatura erótica que quedar con un tipo al que se le habían
acabado los recursos para follarme por escrito. Seguí buscando
en el diccionario palabras rocambolescas y así volver a cazar
a un desvergonzado como yo.
¡Ja!
Qué risa que me da. Muy pocos saben ambientarse en un entorno
verdadero y buscan el entorno virtual para ladrar igual que los
perros. Aúllan a la luna en busca de una hembra en celo que
apacigüe sus instintos animales. Beben los vientos por ninfas
desesperadas en busca de un poquito de amor. Pasé por estados
alterados disfrutando cada paso que daba y compadeciéndome
después por lo acontecido. Llegué al extremo de no
entenderme a mí misma porque mis etapas de vida no se
correspondían con mi edad verdadera.
¡Ja!
Qué risa que me da. Pinté
mis uñas con tonalidades oscuras y me propuse soltar mis
quejas al viento para que este se las llevara lejos, lejos a los
hielos infinitos. Busqué otras manos que acariciaran mis
pechos y que me dieran treguas descosidas. Me compré otra
falda más corta y otra camiseta de tirantes, pero esta vez
todo con un ligero toque de arco iris. Busqué palabras
deslenguadas en bocas promiscuas que me alegraran la existencia
cotidiana. Los corazoncitos de colores se acabaron para mí.
Volví a mis risas sardónicas de siempre, y finalmente
encontré a otro follador lascivo que volvió a follarme
por escrito.
Que bueno.Da para releerlo 3 veces de corrido y si parar...que rico!...vestida de fuego...jajjaa..follar con literatura!..si,no se sabe donde empieza lo uno y acaba lo otro...o que son lo mismo..se folla con uno mismo,igual que se escribe...muy buen texto!!!
ResponderEliminarMuchas Gracias BarbaKana, me hace mucha ilu tu comentario. Besitos.
ResponderEliminarRealment bo. Per llegir i rellegir. He tornat a suar després del jacuzzi. ;)
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