Cuando despiertes,
además de
observar
tu
quipu cabellera,
asegúrate
que tu cuerpo
esté
completo.
Por ti seré soprano desquiciado
y
reventaré en pedazos,
con
fuerza de planta animal,
tu
núcleo, ese sexo pensador.
Por
ti seré arcabuz disonante
y
de un solo tiro
y
de un solo jalón
terminaré
con la última carne
que cuelga de tus huesos.
Entonces
juntaré,
cúbito,
rótula, peroné
y
de esos huesos desgarrados,
molidos
de tanto placer,
armaré
una nueva mujer.
Por
ti seré peor que yo.
Mujer,
si
encuentras fracciones de tu cuerpo
regados
por la cama,
perdóname,
no
me las pude llevar.
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