CARTA A MI VIUDA
si lees esto, estoy muerto
-siempre quise decirlo-
dona todos mis órganos
si alguno aún vale para algo
que me incineren
soy poca cosa
seguro que mis cenizas caben dentro
de ese tubo de plástico para guardar el dinero
que causó furor en las playas de los ochenta,
con una cuerda para colgarlo a modo de
nuevo crucifijo de la verdadera religión
tengo uno con la arena de mis primeras
vacaciones en la costa del Cantábrico
vacíalo
y con mis cenizas lubricadas dentro
mastúrbate
haz verdad eso de
polvo somos y en polvo
nos convertiremos
CARTA A MI VIUDA II
En las películas americanas, alguien llora
un i love you o talla en el vaho del cristal
un corazón.
Pero aquí, no dejan entrar tanto. Moriré
en el quirófano, rodeado de extraños -sólo
espero que los padres de mi cirujano aún no se conozcan-.
Que mi recuerdo no sea triste. Mira las fotos que nos hicimos
de novios -privadas entre nosotros y el chico del revelado
de Fotoprix- y, si aún lubricas, mastúrbate y con ese mismo dedo
dibuja un corazón tembloroso en el tarro con mis cenizas.
Y espárceme con una sonrisa compartida.
Grande como siempre Jorge.
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