martes, 29 de octubre de 2013

Vecinos extranjeros. Germán Piqueras



The bedroom used by Little Edie after her mother died.
A single light bulb hangs in a bird cage above the bed.



Esta prisión de escuchar
cómo dos, que quieren ser uno,
hacen y deshacen el amor
a su manera, sin bromear.
Ese no pensar en el ataúd
en el que estoy yo,
inyectándome las agujas del reloj,
para que el tiempo se quede
dentro de mí y pueda domarlo,
hacer perpetua la musicalidad
del placer ajeno.
Este silencio impaciente
que viene cuando el mundo se ha acabado.
Esos alaridos que superan todo
lo que la filosofía ha intentado explicar
a lo largo de su historia muerta.



1 comentario:

  1. He estado leyendo varios textos y los felicito a todos, muy buena calidad. Un abrazo, desde Colombia

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