domingo, 6 de octubre de 2013

Sin punto ni "g". Mercedes Pastor Segovia





Me puedes comer la oreja
o engatusarme el oído…
Mas sé que no gozaré,
aunque parezca una queja…
El juego de adulaciones
nunca puso a mis sentidos.
Prefiero sentir tu boca
perderse en el laberinto
de mis orejas sin par
y afanosa trabajar
en mis lóbulos perdidos,
aliada sin razón
con el yunque y el martillo
hasta el rojo hacer brotar.
Y que tu lengua voraz,
cual serpiente silenciosa
enroscándose sin más
me convierta en presa fácil.
Que yo me dejo tragar…
que me entres por una oreja
y salgas sin avisar
ni tirar de la otra oreja.
No te hagas el orejas
y deja de resoplar
si lo has descubierto ya
y tendrás mi zona “x”
cogida por las oreJas.
Mi zona erógena es,
sin punto ni “g” un laberinto
a la vista, siempre a mano,
jugando a despistar
en este juego sensual
de descubrirse y vibrar
desvelando al cuerpo humano.



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