Quiero que me tumbes en la
cama,
cogiéndome de las muñecas
y quedando sobre mí.
Quiero que me mires a los
ojos y veas mi mirada cautelosa,
reguladora.
Quiero que tus labios
desciendan lentamente y besen mi corazón.
Que vuelvas a mirarme y
sin despegarte tan sólo un centímetro de mi cuerpo,
más sería demasiado
amor,
beses el lado izquierdo de
mi cuello.
A continuación, el
derecho.
Pero que sin llegar a
parar más de un suspiro,
el mío,
bajes muy lentamente hasta
mi cadera.
Que tus manos desciendan
al unísono por mis muslos y los abran.
Bésame los huesos
salientes,
hazme morir de placer,
una y otra vez.
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