Entrada original en Varios varían en volanderas
En la bolsa de los zapatos llevo sandalias
que respiran veranos.
Libros de heridas y cicatrices
y otros de sabor a dedos, que caminan dentro.
Por la mirilla un solo ojo espía
insaciable
voraz
tembloroso
Entrega posturas al gozo abierto de la carne
embiste la piel exhausta
hacia el vaivén que lleva al éxtasis.
Donde las yemas de tus dedos
se pierden en mil caricias
que agonizan en mi.
Sumisa
rendida, caigo en tus bucles
pongo alas al estío
en un cruce de bocas
que se hacen agua
gemidos y lamentos
duermo plena como un niño
con todas las sonrisas.
Buenas noches
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