Me corro y me desplomo en la cama, agotado y feliz.
-Te sabe distinto.
-¿El qué?
-Tu semen. Sabe más…
Paladeas hasta definir el buqué.
-…amargo.
-No sabía que pudiera cambiar de sabor.
-Influye mucho lo que comes.
-¿Hablas en serio?
-Claro. Por ejemplo: si has comido espárragos sabe más amargo. Como ahora.
-Pues no he comido espárragos.
-El tabaco también tiene que ver. El semen de los fumadores tiene un sabor más fuerte.
-¿Lo has leído o hablas por experiencia?
Eludes el tema con una sonrisa llena de picardía. Está claro, ha llegado el momento de la pregunta que todo hombre teme plantear a su pareja.
-¿A cuántos te has follado?
-A unos cuantos. ¿Y tú?
-Contándote a ti, dieciocho.
-No está mal.
-Dime cuántos han sido.
-Tendría que hacer memoria.
-Hazla.
-A más de dieciocho, seguro.
-¿Más de veinticinco?
-Algunos más.
-¿Más de treinta?
-Sí.
-¿Más de treinta y cinco?
-Seguramente.
-Vale, no quiero saberlo.
Algo me revuelve las tripas. Me imagino una fila larga de hombres. Enormemente larga, de pronto infinita. Puestos a imaginar, imagino que kilómetros de pollas entran por tu coño y un océano de esperma sale de tu boca, como en una fuente de leche rancia y grumosa. Sí, se me revuelve el estómago, y me siento enfermo de celos. Celoso de todos los que te han follado antes que yo y de todos los que vendrán después.
® pepe pereza
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