Fuente: Retrospace |
Embriagadme, imperativa le soy; de vuestros labios embriagadme, recorriendo con ellos la piel mía que a vuestro adusto contacto con estridente frenesí responde. Enmudecedme, acallad la boca mía que por vuestros pechos, en el silencio de esta obscuridad nuestra, sórdidos en el ahogo gritan. Entorpeced los brazos míos, al lecho con los vuestros crucificadles, dejándome de ellos inválida en el deseo de a vos con mis manos tañeos. Dejad que sea el deseo mío quien a vos sumisamente os acaricie, destiñendo la avaricia de carmesí tornada el tinte que en vuestro pelo del rocío os obscurece. Dejad sea la obscenidad quien los gemidos por nuestras lenguas en el aire las vocales y consonantes por nuestros muslos las oraciones escriban, dejad sean ellos quienes en vuestros dedos el matiz de la homogeneidad nuestra los contornos del abdomen borren. De este éxtasis drogadme, aspirándoos en el suplicio del orgasmo que en vuestra boca cercana de la exhalación en el aliento vuestro por mi olfato os escruta, exhalando en el mío el gemido por el sadomasoquismo ahogado. Dejadme, de vos en el lecho drogada y crucificada…
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