jueves, 27 de febrero de 2014

l a v a. Jorge Coco Serrano

Jorge Coco Serrano


limpio el espejo
dedentro parafuera
desde tus ojos
me observo



cuelgo la ventana al tendedero
me miro      a   través de ella
 y
el cielo
es una
bóveda lasciva
que inventa figuras
parapalpar tus senos


ato  lapuertalaventana
salgo a través de ella
y las nubes
son lúbricas gaviotas
que al sacudirse
l l u e v e n
soy
ese lácteo
que intenta anegar tu magma selva





¿por qué no sales a la rambla para que aflore el sol?





miércoles, 26 de febrero de 2014

Algas. Javier Cristóbal





No sé si ha de llegarme la alegría Por eso me transmito instrucciones precisas de hacer fecundo el rito de encontrarte al fondo de tus muslos en mi boca Como si no supiera el último sabor de los puñales

lunes, 24 de febrero de 2014

Ser Emmet y Edith Gowin. Lara Lomas Gómez



Edith, Danville, Virginia, 1969. Emmet Gowin.



Haría leña con las vigas de la biblioteca, las ordenaría cuidadosamente en el maletero de tu furgoneta. Cerraría los libros con los que te distraes y te convencería con una sola palabra. Haría el fuego más rojo (más que tu sudadera) para calentar la casa, te bajaría la cremallera para calentarme las manos, y me pondría un nombre capicúa para que me amaras toda la vida.

Quiere que le escriba palabras en la nuca
Mientras coge mi corazón
el de la mano
Y me ayuda a dibujarle laberintos de espirales

—por los que podías haberte perdido tú.



viernes, 21 de febrero de 2014

Paradoxia (frag.). Lydia Lunch

Paradoxia (UHF, Melusina; 2008)

Lilli Herder, Fritz Rasp & Karl Platen. Warning Shadows (1923)


Follar por pasta era, para mí, la quintaesencia de la libertad. Una pantalla en blanco en la que pudieras proyectar cualquier imagen que quisieras. Una regresión de la realidad. Un lugar donde excomulgarme de mí misma. Me disolvía en un tenue velo, tras un disfraz repleto de seudónimos, estrategias, modus operandi, identidades falsas. Sentía una extraña lástima por los hombres a los que prestaba mis servicios. Sentía más respeto por ellos que por la mayoría de la gente que conocía. Todo se mantenía a un mismo nivel: tú les vendes una fantasía durante treinta minutos o una hora. Ellos consiguen lo que pagan. Tú lo que necesitas. Dinero. Y entonces se largan. Nada de mierdas. Sin tener que cuidarlos. Sin sostenerles la mano. La mayoría de los hombres eran demasiado desvalidos. Desesperados. Dependientes. Como niños , incapaces de asesinar a la niña que llevan dentro. Siempre pidiendo amor, compasión. Atención constante. Que alguien los reafirmara en su masculinidad. Que su sexualidad fuera reconocida. Que su falo fuera adorado. Exactamente igual que cualquier cliente, sólo que aquéllos no habrían admitido tener que pagar por ello. De una forma o de otra.

jueves, 20 de febrero de 2014

Déjame tocarte con mis palabras... Mark O'Brien





Déjame tocarte con mis palabras
ya que mis manos yacen inertes
como guantes vacíos.
Deja que mis palabras acaricien tu cabello
se deslicen por tu espalda y te cosquilleen el vientre
ya que mis manos, tan livianas y aladas como ladrillos
ignoran mis deseos
y se rehúsan tercamente a realizar
mis más silenciosos deseos.
Deja que mis palabras
entren en tu mente portando antorchas.
Déjalas entrar voluntariamente a tu ser
para que te acaricien suavemente desde dentro.

lunes, 17 de febrero de 2014

La madrugada roja de Barcelona. Germán Piqueras


M.R.
Flickr de M.R




No te des la vuelta,
podría ser demasiado
y ambos callaríamos
ante la violencia de tanto silencio de mentira.

Es todo lo que me sugiere el gesto
de que tú me persigas por delante,
atenta a mis desvaríos de calles e ideas,
y a ti misma, por si acaso se te olvida
perderte. Una noche más.
Y no va ninguna.

Continúas tu persecución.
Tu ego y el mío son uno,
tus pasos y los míos hedor,
de algo impalpable que amamos
porque tememos.

Sé que acabaremos lejos de aquí.
En aquella calle que no nos mira
y allí, necesitados de afecto y miedo,
follaremos los tres, mientras
Barcelona se debate entre la idea
de amanecer o morir.

Nunca perseguiste tanto una duda.


viernes, 14 de febrero de 2014

Sonia Marpez



Sonia Marpez



Aguárdame en el  alféizar de la noche.

Desplegaré toda mi inocencia para acallar tu quebranto.





jueves, 13 de febrero de 2014

Vacacional. Antonio García Yedra




Se derrite
tu cuerpo
fogoso
entre
las olas
yo admiro
tu top-less
cadencioso
preñado de sol
se deshace
como arena
mi boca
hambrienta
de ti


miércoles, 12 de febrero de 2014

Asesina mis lunes. Noelia Olmedo


Trans-Europ-Express (Alain Robbe-Grillet, 1966)



Lame mi espalda.
Dedícame el tiempo de las arañas.
Pisa mis desmayados lunes.
No los quiero.
Sólo a ti, besándome con barba de dos noches.
Sólo a ti con tu mano en mis pestañas.


Cántame algo muy loco.
Como una canción infantil donde salga un gato.
Me gustan.
Tanto como que arañes mis hombros con tus pelos:
alambres de punta fina.


Lame mis rodillas.
No me dejes caer.
Hoy no. Maldito lunes de viento glacial.
Diez minutos dame.
Sólo diez minutos preciosos
y tú como un marinero intrépido en mis mares.


Eso es lo que necesito hoy
para que hoy sea otra cosa.
Una buena historia que contar
a nuestros nietos inventados


Eso quiero.


Ven a poblarme el vientre de saliva
y desmanes.
Que me importa un bledo este lunes-infierno
si te tengo entre mis muslos abiertos.


Lame el centro de todos los precipicios.
La laguna donde se esconde la segunda
mujer que amé
un domingo.


Y ahora te digo,
mi magnífico compañero de vida y de almohada.
Ahora te digo que haces que todos
los lunes se mueran de rabia
porque ya no rompen la risa:
no me matan.


Tú lames mis heridas
y encuentras tesoros escondidos
en lunares y sudores
que bebemos sobre sábanas
asombradas.


Asesino de mis lunes-trampa,
buen compañero de camino.
Lame mi espalda,
yo lameré tu corazón.
Sé que tú también los odias.
Tienes una pequeña colección de madrugones
con despertadores que explotan.
Yo también puedo con ellos.


Somos los guerreros que limpian
de maldad el calendario.
Y somos imbatibles.


lunes, 10 de febrero de 2014

Nuestra última noche de sexo. Germán Piqueras


The Lodger: A Story of the London Fog.  Alfred Hitchcock, 1927



Es demasiado domingo,
pero te abres de piernas
como si volviéramos a empezar.
Y entonces comenzamos a hablar.
Queremos saber de qué tenemos miedo,
si aún seguimos creyendo en nuestros defectos.

Y la conversación se paraliza en mi lengua,
que no sabe contestar a nada y huye
hacia esas zonas que los niños eligen
para nacer. Acariciándola como si no te conociera
de nada. Y eso nos gusta.

Porque tú y yo siempre seremos dos desconocidos.
Porque tú y yo beberemos siempre de esa oscuridad
hasta no ver absolutamente nada. Nada más que
nuestra carne, preocupada por envejecer en las manos
de extraños más extraños que nuestra propia historia
y por los huesos que cada vez nos sugieren más fuerte
que esta, puede ser nuestra última noche de sexo.




viernes, 7 de febrero de 2014

El salto de Yves. Lara Lomas Gómez


Yves Klein
Performance 'Anthropometries of the Blue Epoch' , March 9-1960


Yves Klein vuela en mi salvapantallas como lo hice yo anoche sobre ti. Era México y me reconociste al bajar las escaleras.

Llevabas tus pantalones verdes, esos que, espero, no hayas teñido ni tirado, el pelo recogido, negro, como tus ojos (y no solo eso), blanco el cuello, la cara, y las manos, como tu nombre.

Te dejabas mirar y viniste a mí (en mis sueños esto siempre es así). Mi corazón, como Yves Klein, buscaba entonces un balcón desde el que saltar al vacío, por si pudiera acabar entre tus piernas.

Ahora quisiera recordar tu sabor. Seguro que sabes fresca y no sacias (o eso será cosa mía). Hoy, esta noche, voy a volver a México, voy a encontrarte en la salita de la Escuela, bajar las escaleras y que vengas, como ayer. Pero hoy me iré antes a la cama, y mañana me despertaré de vuelta, por el Atlántico, empapada. Puedes venir a mi casa, en Quauhnáhuac, y hacer el amor bajo el Volcán:

Recorrer tus piernas
Adentrarme en tu callejón sin salida.
Moverte como las olas
-Ir y venir, fuerte y lento-
Y que suenes despacio
Pidiéndome la paz.
Háblame al oído

Muévete en mi mano.

jueves, 6 de febrero de 2014

S. Kurskova. Ericka Volkova


Fuente: Retrospace



Embriagadme, imperativa le soy; de vuestros labios embriagadme, recorriendo con ellos la piel mía que a vuestro adusto contacto con estridente frenesí responde. Enmudecedme, acallad la boca mía que por vuestros pechos, en el silencio de esta obscuridad nuestra, sórdidos en el ahogo gritan. Entorpeced los brazos míos, al lecho con los vuestros crucificadles, dejándome de ellos inválida en el deseo de a vos con mis manos tañeos. Dejad que sea el deseo mío quien a vos sumisamente os acaricie, destiñendo la avaricia de carmesí tornada el tinte que en vuestro pelo del rocío os obscurece. Dejad sea la obscenidad quien los gemidos por nuestras lenguas en el aire las vocales y consonantes por nuestros muslos las oraciones escriban, dejad sean ellos quienes en vuestros dedos el matiz de la homogeneidad nuestra los contornos del abdomen borren. De este éxtasis drogadme, aspirándoos en el suplicio del orgasmo que en vuestra boca cercana de la exhalación en el aliento vuestro por mi olfato os escruta, exhalando en el mío el gemido por el sadomasoquismo ahogado. Dejadme, de vos en el lecho drogada y crucificada…

miércoles, 5 de febrero de 2014

No quieras ver. Carmen Solsona


 Dita Von Teese by Chas Ray Krider


No quieras ver, ciérralos y aléjate, ya lo haces. No quieras la realidad de mi persona, un ego alimentado de melancolía y compasión. Ese mismo tuyo que colmabas en tiempo y misivas con romanticismos no fingidos, supuestos de fases y talantes, reproches y reprobaciones en mí, en ti no reconocidos. Querías no verlo, querías que no lo viera. Notas y gramática con un aliento tímido, corazón babeante en espera y receso. 

No quieras ver mi consuelo, regazos en otros brazos y otros anzuelos. Acurrucada y protegida. No feliz, no satisfecha, no puedo, no podría. Mientras tú vigilante invocas himnos transportados en espacio y tiempo, dirección opuesta hacía un camino ya asfaltado, la meta con aplausos de los que te acogieron esperando tu victoria. 

No quieras verlas, sin aliento, recorriendo simas abismales rebosando ciénagas en las que me atasco, me embarro, me hundo. 

No quieras ver, como yo no quiero verte en tu asiento, atado, eternamente pegado, frente a esa grotesca ventana soporte de estados siempre alterados e imágenes simuladas y a veces traidoras. Crispando tus puños, acalambrando tu  miembro. Callos callados de masturbaciones perpetuas, las que obligan al olvido y postergación de otros placeres omitidos.

No quieras verlas, las escribo claras, concisas, surgidas en cambio  de remolinos turbios, malolientes. Palabras dolosas, dolorosas. 

No quieras verlas, manos húmedas, no las toques, no las huelas; mojadas por rozar deseosa la parte de mi cuerpo que excitabas y excitas. Recuerdos incrustados en mi cerebro, atravesando el corazón, destilando el ardiente líquido que con ellas recojo. No dejes de verlo.

No quieras ver, compleja idiosincrasia, multiestados, multimierdas, descentrada, desorientada, búsqueda de un sitio que jamás encuentro, como el borracho que no encuentra su botella, el jugador su jugada, los gusanos su carroña. No quieras.

No quieras verlos, mis sueños de lunática estremecida, murmullos que trae la noche, aquellos que escuché al roce de tu mejilla, ese último momento, esa última ocasión. Murmullos que a mis oídos sonaron como un eco turbado; ese mismo que ahora me repite, no quieras verlo. Aquel que en mis entrañas grita, querría siempre que vieras.

lunes, 3 de febrero de 2014

Un pintalabios atrapado en la ventanilla de un tren. Ana Cuaresma


Chet Baker - In a sentimental mood

A Jorge Abadías
22-11-13






Las horas se acercan y bajan las persianas
Cuando en algún lugar sigue siendo de día
,O tal vez, sigue siendo  nueve años atrás
Enciendes en la oscuridad sentimental mood
Entras desde las paredes tocando arpegios
Eres de mood y pintalabios     eres de poso de cristal
Cojo aire y me lanzo a tu tendón
                             alado
desde las cuerdas de unos dientes que no cesan de roer sentimental
En tu cuerpo vampírico conservas las letras que me faltan
Ahora entra tomillo  y  esquina   y   beso    cruzamos la calle      nos cae una estrella
robas flores y escaleras
y te amaneces   concha    perla negra en la pupila        para creerNOS brillo y diamante
El filo vino antes
Pero uno siempre puede recobrar corazón y entrar por las ventanas
in a sentimental mood
con frac de chocolate y pajarita
dulce de fresas
vainilla
,querido, siempre es la hora perfecta para comenzar a soñar
Recogí el filo y los ataúdes y los eché en la mochila
Caminé con pies de aguja bordando elefantes para encontrarte
Un sueño es
El choque de dos estrellas líquidas en un espacio de materia oscura
en dimensión de retina de volcanes muertos

Roto el termómetro ya no mide pecados

Pero estamos in a sentimental mood
Como en el salón de tu casa
Con los bártulos recogidos y la puerta echada la llave
Dispuestos a iluminar unas horas que se van haciendo rendijas en la madera y presagian corazón y estacas
Entran labios en el cuarto a través de las paredes
Y Contamos juntos las estrellas que refrigeras en tu cuerpo vampírico
,yo, Como las letras que me faltan
Y vas entrando haciendo horas
Iluminando a grado centígrado cada átomo de espacio de electrón tu sonido
Araña de noche tejiendo universo
Porque estamos in a sentimental mood
Como en casa
Cerrada la puerta
Bajadas las persianas
Erosionando el sofá con las rodillas






sábado, 1 de febrero de 2014

De difuntos. Gabriel Noguera



Que si podía ir al funeral de su marido, eso fue lo que me dijo por teléfono mi ex mujer. A mí me pareció algo fuera de lugar, qué pintaba yo allí, pero ella me recordó mi vieja amistad con el hombre que me había arrebatado a la mujer de mi vida. «Ya sabes que Paco te apreciaba mucho», me dijo, «él no quería hacerte daño, son cosas que pasan». Está bien, tampoco voy a hacerle un feo al muerto, pensé, que no se diga que soy mala persona. Así que allí estaba yo el día del entierro, con un tiempo de perros, pasando frío e intentando consolarme pensando que estaba muerto aquel amigo traidor que se había estado viendo a mis espaldas con mi señora. Paco, no somos nadie, quién te iba a decir que íbamos a acabar así. Seguro que todo te parecía de color de rosa cuando te encamabas con Mercedes, pero ahora tú estás muerto y yo estoy vivo. Y pensar que estuve a punto de matarte por robarme la mujer, cuando sólo tenía que esperar tres años.
Me saludó Mercedes con dos besos y un abrazo. Te acompaño en el sentimiento, dije yo, aunque era mentira. Noté que se me había puesto dura, creo que ella también se dio cuenta, pero no dijo nada. Qué guapa estaba. Maravillosa. Fantaseé durante un rato con la posibilidad de follar con ella sobre alguna tumba. La de Paco, a ser posible. Qué frío está el mármol, diría ella. Polvo eres y en polvo te convertirás, diría yo, por hacerme el gracioso. Pensé también que sería bonito dejarla embarazada, engendrar un hijo en un cementerio, por llevarle la contraria a la vida, por desafiar las reglas de lo normal. Hijo, le diría, a ti te engendramos sobre una tumba, sobre la tumba del difunto marido de tu madre, que antes fue amigo mío. Pero ¿y si el niño me respondía que lo sabía? Lo sé, Antonio, yo estaba allí. ¿Paco? Sí, me he reencarnado en tu hijo, ¿te pareció correcto lo de follarte a mi viuda sobre mi cadáver recién enterrado? Yo qué sabía, Paco, en ese momento me pareció buena idea. Pues fue una canallada, me respondería mi hijo mirándome con los ojos de un muerto. Este niño no está bien, hay que meterlo en un internado, le diría yo luego a Mercedes. Uno con mucha disciplina y castigos corporales.

No, quizás lo del sexo con tu ex mujer tenía más inconvenientes que ventajas. Mejor dejarlo como mera fantasía. Y me quedé mirándola en silencio preguntándome si la ropa interior que llevaba sería también negra.